febrero 25, 2010

Joe Cuba - JOE CUBA - Wanted Dead or Alive [Bang! Bang!, Push, push, push] (1966)

“Tratemos, Sonny, si no resulta, te invito un trago doble”. El lugar: Palm Gardens Ballroom, en el centro de Manhattan. El año: 1966. El cantante Jimmy Sabater estaba tratando de persuadir al líder de su orquesta, José “Sonny” Calderón, o Joe Cuba, de implementar una nueva idea que Sabater tenía en mente desde hacía algún tiempo. Con renuencia, Cuba aceptó. Sabater le dio al pianista Nick Jiménez el tumbao (figura rítmica) y en un instante la audiencia, principalmente afro-americanos de Harlem, estaba cantando: “Bip bip… aaaah… bip bip…" Y así, más o menos, es cómo nació uno de los mayores éxitos de la música Nuyoricana de los años sesenta, Bang! Bang! Push, Push, Push

A pesar de que Jala Jala Boogaloo de Richie Ray, probablemente, fue el primer tema que menciona el “boogaloo” y, según Sabater, fue la inspiración para ¡Bang! ¡Bang!, es justo decir que Joe Cuba y su orquesta desarrollaron el género del boogaloo (bugalú) a un nivel que lo hizo aceptable incluso para los más duros músicos y oyentes de la vieja escuela cubana. El éxito de este álbum de Joe Cuba explica, de alguna manera, cómo se produjeron el funk latino y el boogaloo. Como vecinos, los afro-americanos y los puertorriqueños de Nueva York habían estado disfrutando, por años, las fiestas y música que ambas comunidades organizaban. Muchos vocalistas originales –como el mismo Sabater, Bobby Marín y otros- pasaron los primeros años de la década de los cincuenta adquiriendo los ecos del doo-wop, apoyados en los postes de alumbrado de Harlem, viendo a los grupos vocales que se paraban en las esquinas en esos años. En tanto, los músicos de doo-wop, como los Harptones, hacían un saludo recíproco a sus colegas cubanos y puertorriqueños con canciones como Mambo Boggie y Hey Señorita. Hay una cita del mismo Sabater en que describe al boogaloo como “sólo un cha cha cha con un ritmo de fondo.”

Antes de firmar con Tico Records en 1965, Cuba, vibrafonista y arpista nacido en Nueva York, ya tenía un historial sólido como cantante popular con un encanto que iba más allá de su raza, feliz de cantar letras tanto en español como en inglés. Él había incursionado en las anteriores modas afro-cubana y de la pachanga, con excelentes trabajos para los sellos Mardi Gras, Embajador y Seeco, cuando su orquesta contaba con la soberbia voz en español de Cheo Feliciano. El álbum grabado en 1962 con Seeco, Steppin’ Out incluía el gran éxito, la balada To Be With You, al igual que el prototipo de salsa-descarga A Las Seis.

Por eso fue no fue una gran sorpresa para aquellos músicos y fanáticos latinos “en el medio”, que el toque mágico de Cuba también se extendiera al boogaloo. El momento decisivo para el boogaloo fue el quiebre de las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington D.C., en 1961. El furor de la pachanga y el mambo de Nueva York habían dependido de un flujo continuo de talento musical, que iba y venía entre los Estados Unidos y Cuba, pero, de pronto, hubo un vacío de talentos, nuevos “sonidos” y nuevas modas. Llega la siempre existente influencia del jazz afro-americano y del R&B, así como la simple y versátil formación de seis elementos, que fue la real innovación de Cuba. Sin una pesada sección de vientos que arreglar, las nuevas tendencias podían ser amarradas al carro latino rápida y fácilmente, y un público multicultural y hambriento de música rápidamente los siguió. Por eso, los álbumes de Cuba, a menudo, tenían títulos bilingües, como Vagabundeando/Hangin’ Out o Cocinando La Salsa/Cookin’ The Salsa, etc. y estuvieron entre los primeros artistas que los hicieron así.

Este álbum en particular contiene la grabación más vendida de Cuba de todos los tiempos, Bang! Bang! Push, Push, Push. El tema también fue lanzado como un single de 7” y saltó a las listas de éxitos internacionales. Pero hay otras alegrías que son muy fácilmente pasadas por alto aquí, debido a que el envolvente éxito de ese título verifica el movimiento salsa de Sabater en Malanga Brava y Así Soy, o la descarga Cocinando, donde los músicos se animan unos a otros "fuera de micrófono". Sock it to Me y Oh Yeah llevan la insolencia requerida del Harlem contemporáneo, en tanto el tema que da el nombre al disco es rápidamente re-expuesto cerca del final de la grabación en Push, Push,Push, ¡sólo en caso de que hayamos olvidado lo bien que sonaba Bang! Bang! al principio.

A la sombra de talento único de Cuba y Sabater, sería demasiado fácil pasar por alto las valiosas contribuciones de otro miembro del sexteto. La sección rítmica fue una de las más cerradas en la ciudad durante esa época (el mismo Cuba fue parte de ella). Un elogio especial va para el pianista Nick Jiménez, quien tocó con gran movimiento en toda esta sesión, además de ser responsable de los arreglos y la co-composición de varias de sus más populares selecciones. Escuchen la forma en que el vibráfono se introduce en los arreglos de la percusión. Por su puesto, el vibraarpa es técnicamente un instrumento de percusión. Sin embargo, años de escuchar el enfoque más mesurado e improvisado de Cal Tjader tocando el vibráfono, oscurecieron las fuerzas originales que Lionel Hampton primero había destacado –y que Joe Cuba llevó al corazón de la música festiva afro-latina.

Escrito por John Armstrong

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